LA VIDA ESCOLAR
Redactado por Iván Delgado
La
vida escolar
La vida en las instituciones educativas no es color de rosa,
la experiencia del psicoanalista tampoco lo es.
A partir de esto, me encontré, gracias a una excelente
recomendación, con esta película francesa: “La vida escolar”; que es una
película dirigida por Mehdi Idir y Grand Corpse Malade basada en el
entrecruzamiento vivencial de alumnos, profesores y padres en el transcurrir de
la escolaridad dentro y fuera de un instituto educativo ubicado en algún
suburbio parisino de bajo recursos. Este con un concurrido historial de
dificultades disciplinarias, segregativas, culturales y personales, a la par de
una insistencia regularizadora por parte de los integrantes del departamento
orientador llamado: la vida escolar.
El film
El desenvolvimiento del film se pasea por la vida y
quehaceres de diferentes adolescentes y adultos, con un foco especial sobre su
protagonista Samia Zibra, una joven profesional que se esfuerza en su nuevo
empleo atestado de casos diversos de indisciplina adolescente, así como un anhelo
oculto y vergonzoso de esperar la liberación de su novio encarcelado. Por otra parte, Yanis Benssadi un adolescente,
hijo mayor de una madre árabe inmigrante que, al igual que la mayoría de sus
compañeros, se contempla como un resto al borde del sistema educativo.
La deflación del
deseo y el goce narcisista.
A esto se suma la deflación sustancial del deseo de su
protagonista Yanis que parece no poder encontrar un norte posible en su vida y
que, en efecto, nada le parece importar mucho. Es así como el film muestra la
soledad a la que el sujeto contemporáneo esta sometido que, por su parte, el
adolescente lo experimenta de manera implacable en el instituto. Sin embargo, existe
una relación entre ellos: estos parecieran escucharse, hablarse y manifestar sus deambulaciones en el deseo del Otro por medio de palabras, a
veces entre el chiste y el acto, en una relación imaginaria simétrica.
De cualquier modo, tal y como menciona Philippe Lacadée: “El estudiante llega a la escuela solo…
con un objeto que le sirve de apoyo”.
Un objeto del que se sirve para cierto goce y que lo aísla
en una burbuja narcisista que no esta abierta a ningún profesor que represente
una posición de saber. La relación asimétrica insoportable que a través de la
burla se torna especular y colérica con los profesores, como el momento en que
Yanis lanza un envase de leche artificial contra el pizarrón justo en el
momento en que el profesor con quien rivaliza se da la espalda, dejando a este
perplejo y en silencio. Luego en su explicación solo manifiesta que nadie
quería estar en esa clase, de cualquier modo era mejor la suspensión que seguir
allí.
El deseo del profesor
En el film este acto de rechazo a la posición de saber se le
presenta a cada uno de los que encarnan la autoridad en el instituto, y allí,
donde no hay más que indisciplina y un fracaso rotundo, la innovación se
presenta. Lacan mencionaba que es el deseo lo que humaniza al niño, el deseo de
un ser por otro es fundamental para vivificar el cuerpo de un ser hablante. Es
esto lo que sucede con el profesor de música, el de matemáticas y a la
consejera Samia. Cada uno desde su lugar parecieran manifestar su deseo por
algunos de estos chicos, un deseo no sobre ellos, sino un deseo que se les
muestra como un deseo que hace existir al Otro de las matemáticas, la música y
el arte. Es cuando el profesor muestra su deseo por el Otro de la disciplina
que lo hace resonar, en su causa singular de deseo, cuando puede romper la
burbuja narcisista del “chico especial“: lo sorprende, conmueve y convoca al
trabajo.
El juego de la vida
Freud pensaba que la escuela no puede asumir el carácter
implacable de la vida ni querer ser otra cosa que un juego escenificación de la
vida, de algún modo la escuela es un lugar donde se juega a vivir. Y este
juego, que no debe confundirse como un perpetuo recreo, tiene su experiencia
paradójica propia del ser hablante.
Sin embargo hay algo fundamental que el film muestra en
frente a esta expulsión del saber del Otro, precisamente en el viraje que
algunos de los profesores hacen frente al enganche imaginario que el alumno ocupa
en el discurso con la autoridad. Es como algunos profesores pueden bordear la
relación especular del alumno-profesor para establecer una relación simbólica
que no es sin mostrar su deseo, su deseo por el otro del saber. Dice Philippe
Lacadée que es capital para el profesor que sepa desplazarse, que no crea que
la agresividad le esta dirigido personalmente.
Son aquellos que en
la vida son increpados: ¡hijo de puta! (tal y como Yanis increpa a su profesor).
En lugar de ofenderse por el insulto, saben moverse, leer y responder desde la
lengua, sabiendo que no es con ellos, que esa agresividad no es contra ellos, y
desde esta lectura ética actúan. La
agresividad es inherente a la vida anímica, y esto contempla que las
manifestaciones se harán presente en la vida familiar, escolar y personal.
¿Cómo se presentará esa agresividad en cada uno? Es una pregunta que debe ser vaciada de
certeza dentro de las instituciones homologada dentro de un análisis, ya que la respuesta en
acto se hará presente.
Alumnos agresivos,
maestros rígidos, aislamiento, insatisfacción, pugnas, violencia, drogas,
posiciones subjetivas tontas, cínicas y
canallescas. Algunas de las apreciaciones que no ameritan del film para
imaginar y que este muestra de un modo cotidiano y sutil la época del Otro
que no existe el cual J. A Miller nos muestra en su enseñanza.
Consideraciones
finales
Es un trabajo difícil la del profesor, no hay discusión sobre ello, sin embargo no es excesivo acentuar la lectura en aquél que piensa que va al
instituto a rociar de conocimientos mentes vaciadas de saber, esto es imposible. En
si educar conlleva cierta imposibilidad, como dice Freud, sin embargo es una
encrucijada que pone de relieve las condiciones subjetivas frente a lo real.
El film muestra el malestar de los sujetos en la convención social, de modos
singulares de hacer con lo imposible contingente, de la declinación de la
autoridad autoritaria, de la segregación de los encerrados en burbujas, del
advenimiento de una soledad generalizada, de la ausencia de deseo que humanice,
así también, como de aquellos que circulan con ingenio de profesor a enseñante desde
el deseo de mostrar lo importante de la vida viviendo con su particular modo de
hacer con el goce que lo ocupa, y que no se parece a ningún otro. Es que la
vida escolar no puede ser sin el deseo por la vida.
Increíble reflexión!
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